-Mamá, Tomasito ya acabó de leer su libro, hay que conseguirle otro.
-Los changos no leen Marissa, ya te he dicho eso mil veces.
-Sí bueno, como sea, ya lo tiró y hay que darle otro.
-En mi buró hay uno, dáselo a ver si le gusta.
-¿Es novela?.
-Sí Marissa... es novela.
Y es que Tomasito es un fanático de la narrativa.
Este monito nació en cautiverio dentro de una jaula en la quietud de la noche un día en que el precario Circo Internacional Del Monte descansaba en uno de muchísimos pueblitos donde se presenta al sur de México y norte de Guatemala. El dueño, Don Ernestino Del Monte tiene algunos amigos en la frontera y lo dejan pasar de un lado al otro sin muchas preguntas y obviando incluso los papeles de sanidad de sus animalitos, de ahí el nombre de “Internacional”, todo a cambio de dejarlos asistir a los espectáculos, de los cuales se da uno al día solamente ya que sólo trabajan en lugares pequeños y la población no daba para más.
Y es que el Circo Internacional Del Monte es tan sencillo que algunos amigos del señor Ernestino le hacen burla.
-¡Lo suyo es una granja ambulante Ernestino!. -Se rien.
-¡Cuántas granjas tienen un elefante majestuoso!. -Contesta el orgulloso dueño y es que efectivamente el hermoso Jaipur es el único animal de circo real que tiene el show, un paquidermo paciente y civilizado como pocos que en las noches contempla con tedio sus cadenas abiertas que Marissa siempre olvida cerrar y se echa a descansar con flojera a ver las estrellas sin pensar nunca en escapar. Un tipo muy formal Jaipur.
El destino inicial de Tomasito, era como el de su abuelo y sus padres ser observado dentro de la jaula por los niños y a veces salir con un elegante moñito en el cuello a pedir monedas de la mano de los dueños del circo, cabe mencionar que si bien todos los circos son una injusticia para con los animales, al menos en este trata bien a los inquilinos. Pero sucede que este monito siempre fue muy inquieto y su abuelo, que era un chango muy culto, lo enseñó a leer de ver letreros y conseguir cualquier cosa impresa. Así fue que un día cayó en manos de Tomasito un libro y éste lo empezó a leer atentamente hasta que lo terminó ante la fascinada mirada de la familia de cirqueros que lo veían pasar hoja por hoja.
Tomasito, ¡el chango que lee!
Atracción única del Circo Internacional Del Monte
Y gracias a eso el pequeño vivía dentro de su jaula sin que lo molestaran demasiado ante la mirada divertida de los asistentes. Él no les prestaba atención, leía su libro en turno mientras los observadores baboseaban y decían “mira que chistoso, imita a la gente como si estuviera leyendo”. Los animales escuchaban eso y sólo suspiraban recordando las palabras del chango mayor, el abuelo de Tomasito, “Los humanos son tontos, hijo, todos, no son capaces de entender el mundo que los rodea”.
Así las cosas, cada vez que Tomasito terminaba un libro empezaba a armar escándalo y a emitir sus chillidos hasta que le conseguían uno nuevo, pero no, nada de hacerlo tonto, al principio intentaron darle cualquiera incluyendo uno de química y otro de catecismo pero él gritó hasta que le dieron uno de cuentos y así se dieron cuenta que lo de él, era la narrativa, porque ni la poesía le gustaba mucho.
-Ay pero que raro animal, decía Doña Cecilia la esposa del señor Ernestino, pero ¿qué diferencia le hace el libro que sea?.
Pero es que como decía el abuelo chango, los humanos son tontos, no entienden que para los animales las palabras son intenciones y pueden entenderlo todo, incluso un idioma diferente, sólo tienen que poner atención y concentrarse. Para ellos la única frontera es el tiempo, por lo demás, son soberanos.
Pero el problema de las letras, como siempre, es que traen consigo la libertad y ni siquiera un tranquilo primate se salva de eso, entonces había momentos en los que Tomasito miraba desde su jaula los bellísimos paisajes de aquella geografía centroamericana y le comían las ansias de vivir aquellos espacios y saltar entre los árboles y las ruinas mayas y vivir otro tipo de felicidad. “Pero allá no hay libros muchachito.” Le decía Eloísa una cabrita del circo a la que este monito enseñaba a leer en las noches calmando un poco las ansias del pequeño pero no por mucho.
El tiempo pasaba y el circo iba de un lado al otro, cruzaba la frontera una o dos veces al año y recorría algunos lugares de Campeche, Tabasco y Quintana Roo, alguna vez llegaban a las colindancias de Oaxaca. Tomasito leía y leía y le pasaba sus libros a Eloísa quien rápidamente se había enviciado.
-Ernestino te juro que ahora la cabra está leyendo también.
-Mujer, no digas tonterías por favor, esto es el colmo, ahora la cabra, cómo va a ser.
-Ven a verla, hombre, no seas necio.
El dueño del circo con los ojos abiertos y rascándose la cabeza.
-Ora sí... y esto de qué nos sirve... si somos un circo no una escuela.
La pequeña caravana avanzaba por los sinuosos caminos del sur de México y Tomasito suspiraba viendo la vegetación indomable y oyendo los sonidos salvajes. Soñaba con algunas aventuras, las inventaba en su mente observando el cielo impresionante de las obscuras noches de la selva. Cuando llegaban a pasar por Agua Azul el alma se le llenaba de los colores de esas cascadas y alguna vez se quedó impresonado de ver a otros simios correr sobre los techos de las ruinas. En cambio su vida era tranquila y segura pero muy aburrida dentro de su jaulita, de no ser por sus libros su vida sería verdaderamente triste, pensaba. Eso lo mantenía ahí, sus libros. Pero a la larga mientras más leía la cosa se volvía peor pues más le inspiraban a tener sus propias historias “si los humanos que no entienden nada viven estas cosas lo que yo podría disfrutar de todo”, se decía.
Un día Tomasito cerró su nuevo libro en la página quince. Lo cerró y su vista se perdió en los inmensos árboles de la lejanía. No pudo volver a abrirlo pues se ponía aún más triste y melancólico. Dejó de leer, le pasaba sus tomos nuevos directamente a Eloísa sin casi tocarlos. Los dueños del circo se preocuparon por su salud y no sabían que hacer. El changuito tenía el irremediable mal de la libertad. “Por qué no inventas tus propias historias”, le decía el perro guardían. “De dónde las saco” contestaba el triste mono. “Sigue leyendo entonces” le dijo una espectacular guacamaya que hacía malabares en la función. “No puedo, al final me pongo más triste con ganas de vivir cosas”. Una aflicción que parecía no tener remedio. “Ese es siempre el problema de las letras” susurró alguna vez el caballo “no te dejan quedarte encerrado, te obligan a vivir”. Difícil situación. Algo se tenía que hacer.
Una noche, cuando el mini circo se instaló cerca de Palenque, todos dormían excepto Tomasito que a través de las rejas de su pequeña jaula miraba la hermosura brillante de la selva, azul por la luz de la luna. Suspiraba y suspiraba. Debe haber sido la una de la mañana cuando de repente se sintió en el piso la vibración fuerte y pausada de rítmicos impactos. Todos los animales despertaron y el changuito volteó a ver en dirección de donde venía aquel movimiento. En medio de la obscuridad se vio la imagen del inmenso Jaipur aproximándose hacia donde se encontraba el monito, aunque todos confiaban en él nunca dejaban de impresionarse por su tamaño asi que vieron asustados su avance con los ojos muy abiertos . Jaipur se paró frente a la jaula de Tomasito y lentamente acercó su fuerte trompa mientras el pequeño pasmado veía el suceso sin entender. Entonces Jaipur tomó el candado y lo apretó deshaciéndolo sin ningún esfuerzo, se retiró un paso atrás y la puerta del encierro se abrió. “Listo, esto tiene que acabar, ve a vivir tu historia”, todos los animales se pusieron de pie impresionados y en cambio el chango de ojos desorbitados no se movió paralizado por la impresión de lo que sucedía. “Los humanos han escrito alguna vez que si deseas mucho una cosa, esta acaba por suceder, lo sabes, anda, te está sucediendo a ti”. Tomasito volteó a ver a todos su amigos dudando por el temor de no verlos más pero entonces escuchó la voz de Eloísa. “Ve chango, ve, yo me quedo aquí a leer por ti... ve y nos cuentas después”. Salió entonces de su jaula y siguiendo una indicación de Jaipur montó en él de un ágil salto, volteó a ver a sus amigos despidiéndose con la mirada mientras todos lo apoyaban con esa comunicación sin palabras que la naturaleza posee. El elefante caminó alguna distancia hasta perderse entre los árboles donde se despidió del changuito. “Nos vemos monito, nosotros pasamos cada año, lo sabes, los animales no decimos adiós eso es cosa de hombres, nosotros sí sabemos volver”.
* * *
Tiempo después, Don Jimeno, el hombre sabio del pueblo más cercano a ese lugar de la selva mexicana permanecía parado debajo de los enormes árboles viendo hacia las copas como le había dado por hacerlo todas las tardes.
-Abuelo ya vámonos. -Le decía su nieto mayor.
-Déjame en paz. Esto viendo a los changos.
-¿Que tanto les ves?. Son los mismos changos de toda la vida.
-Aprende a observar escuincle tonto. Ve como todos los demás rodean atentos a ese chiquito. Les está dando instrucciones... o contando algo.
El nieto mayor hacia esfuerzo por alcanzar a ver pero la luz del sol dificultaba la visión. -Sí bueno, lo que tú digas... vámonos a la casa.
-Además -Continuaba Don Jimeno sin reparar en la presión del muchacho. -estoy seguro que tienen un tipo de escritura, ve como acomodaron esos palitos, eso es un letrero.
-Ha de ser para atrapar bichos abuelo.
-¡No seas tonto!. Aprende a obervar te digo, algo dice ahí, estoy seguro. Ha de ser un código jerárquico.
Pero aún el sabio Don Jimeno no lo era suficiente para entender la realidad total de lo que veía.
Narraciones de Tomasito
Presentando
El Libro de la Selva
de Rudyard Kipling
(Un humano no tan tonto)
* * *
Dicen los locales que en las noches de septiembre, a veces octubre, en la selva chiapaneca se escucha el sorprendente rugido de un elefante al cual le sigue un silencio sepulcral e inmediatamente después el fuerte chillido de un primate que pareciera contestarle.
Don Jimeno en la ventana de su humilde casa pone mucha atención.
-¿Que escuchas abuelo?. -Pregunta de nuevo el nieto mayor.
-Esos animales se están comunicando.
-¡Que se van a estar comunicando! -Dice el joven incrédulo. -el chango se asusta por el ruido del elefante ese del circo y por eso chilla.
-Ssssssshhh!!!. ¡Cállate niño!. Déjame oir. -Contesta molesto el inteligente viejo.
El nieto más pequeño se acerca entonces y le pregunta. -¿Y qué dicen abuelito?.
-... son amigos m'ijo, no entiendo bien pero... son amigos, de eso estoy seguro. Muy amigos.
Don Jimeno trata de descifrar con atención esos sonidos mientras en el circo cercano una cabrita le enseña a leer al gato de la familia. Muy aplicado él.
34 comentarios:
Dedico este cuento
a todos los que son capaces de entender que la comunicación es cuestion de observar
que la naturaleza es una cadena ininterrumpible cuyos eslabones tienen todos el mismo valor y trascendencia
como la vida misma.
Y con admiración a los animales que saben más que nosotros.
Mau
Yo soy poco afecta a los circos que exhiben animales –es decir, nada afecta- por eso que mencionas de la explotación y encierro de los animaliros, ex profeso para el divertimento del público. No obstante, la historia de Tomasito me encantó. Él es el héroe, uno de los héroes, porque el verdadero héroe es el elefante Jaipur, quien supo entender y alentar los deseos y sueños de su amigo; esos son amigos y no pedazos
En este mundo necesitamos más Tomasitos, Jaipures Jimenos
Besos fantasiosos
Marichuy
Así es, yo también detesto los circos por eso. Especialmente por humillar la naturaleza de los animales haciéndolos imitar estupidez y media, aparte claro está de la explotación y el encierro eterno. Por eso cuando se seleccionó este tema pensé que no podía dejar de mencionarlo pero no lo quise hacer de una forma dolorosa. Por el contrario de cierta esperanza.
Cierto, más Jimenos y Jaipures y Tomasitos. Hacen mucha falta.
Besos Mari. Gracias como siempre por estar aquí.
hace tiempo fui a una exposici;on sobre el circo... curiosamente lejos de mostrarme toda esa profusión de color y espectaculo apantallante... con luces, serpentinas, y demás cosas para alegrar
había una vida gris entre basura, animales mal trechos y niños que apenas sonreían... eran niños que desde pequeños viven ahi por consecuencia, porque tiene que trabajar y vivir errante sin mas alegria y esperanza que algo de publico llegue por ahi...
perdona Mau
que ando muy lujubre...
perdón de qué???
Eso es el circo, exactamente lo que describes. Lo es para mí al menos.
Y creo que la libertad de él sería la felicidad.
Al menos para los que están ahí obligados por los hechos.
Besos Jo
De verdad que este me ha resultado bastante divertido aunque muy reflexivo, ahora después de este entiendo porque ese hablar con los animales, ahora se que me entienden mucho mas de lo que cualquier humano ( es que somos medio tontos) me entendería.
Mau Te adoro por este post! no puedo decir mas...
GRACIAS!
Tengo poco de haber descubierto este blog y este cuento me hace pensar en lo afortunado de este encuentro.
Saludos,
Toño
No eres el único y creo que lo sabrás, habemos muchos que platicamos con los animales a sabiendas de que no contestarán pero de que sí entienden, de que su nivel de camaradería y apoyo son algo que tienes que entender con la emoción y no la mente.
Los humanos, sí, somos tontos, unos más otros menos pero nos cuesta trabajo entender lo básico.
Pero bueno, habemos amigos como tú y yo dispuestos a leer y comentar, a participar en uno con el otro.
Abrazote Mr.
Mr Potter
Gracias hombre!
me alegro que te guste y que lo hayas hecho tan tuyo
que lo lleves
Un abrazo
Wigahluk
No puedo evitar el sentirme halagado por tu comentario
que bueno que llegaste a Cuentaletras y que hayas encontrado aquí un lugar que te aporte algo
que compartas con nosotros esta labor de hacer historias y repartirlas.
Mucho gusto. Un abrazo.
... Siempre llego con retraso caray... pero es que ahora he tenido muchísimo pero muchísimo trabajo.... Siento que mi vida al otro lado del monitor cada día exige más de mí, en fin.
Tarde pero segura Mau!
Ahhhh recordé tanto cuando de niña adoraba ver Dumbo..... pocas cosas me hacían reír como la cigüeña mafufa gritando "Señora Jumbooooo", o cómo desde pequeña se me salían las lágrimas al ver cómo Mamá Dumbo arrestada, columpiaba a su pequeñín en su trompa....
Todos tenemos una misión dentro de la evolución, de eso no me cabe la menor duda, y siempre hay pistas que nos indican la dirección correcta.
;)
Un fuerte, fuerte abrazo Mau!
No, por qué tarde?
Dumbo es una película que marca a todo el mundo para bien y mal
la escena que mencionas es de las más duras y conmovedoras que recuerdo y aún hoy cuando la veo me parece intensísima
creo que justamente por esa cinta no me gustan los circos
todos tenemos lugar en la evolución, es cierto, pero los humanos nos empeñamos en entorpecer el lugar de los demás
Muchos besos Jess, princesa de los duendes. Se te extraña.
MiMau, detesto los circos desde que tengo memoria, y tambien los espectaculos de animales de Disney y similares.
Detesto ver aves en jaulas, es demasiado fuerte para i. Alguna vez me regalaron un cotorro cabeza amarilla -maruka- yo me negue a enjaularla, maruka dormia en mi cama, en mi almohada, desayunaba conmigo en la cocina antes de ir a la escuela y hacia la tarea conmigo, bueno, me acompañaba, ella era algo muy parecido a tu monito, estoy segura que aprendio el lenguaje humano.
Pero no solo los cotorros, los perros, los gatos, que son los animales que he tenido por compañeros y amigos; ellos tambien saben; me sorprendia Nick, mi querido pastor aleman que segn el dormia en la cocina mientras preparaban la comida, pero cuando la platica se ponia tensa (y no he dicho pelea)el abria los ojitos y se salia pecho a tierra (literalmente)
Definitivamente no conocemos los alcances de los animales, yo los amo; como dirianpor ahi, soy una cursi y una ridicula que agarra a besos y platica y consiente a esos miembros de la familia que son ellos.
bueno, ya me extendi demasiado.
Gracias por tu texto, gracias por recordar ese calor del corazon que los animales nos pueden proveer de manera generosa.
Besos Mau, besos emplumados
A.
No me gustan los circos: odio a los animales enjaulados, me dan miedo los payasos, los actores, los trapecistas, los gritones, las multitudes....
Pero tu historia me gustó... todos y cada uno somos parte de un circo, con moñito pidiendo monedas... uno que otro es liberado siempre por alguien más y a partir de ese suceso comparte la experiencia...
Ternuritaaaaaaa mi niño :D.
Besos!
Muy bien narrado. Antropomorfizar siempre resulta reflexivo e introspectivo y, justo como lo dice Pinche Vieja, todos y cada uno somos parte de un circo.
Es cierto que en muchos circos, en la mayoría, el trato a los animales es cruel, pero aún así hay que tener cuidado en no rebasar algunos límites, no se puede liberar a todos los animales que han nacido en cautiverio, pues muchos de ellos no podrían sobrevivir en liberatd, pero siempre es posible darles un trato digno, donde vivan cómodos y libres de crueldad.
Y que no se cometan crímenes en contra de los hombres a nombre de los derechos de los animales, que el hombre tiene muchas responsabilidades hacia los animales y no existe tal cosa como los derechos animales.
AñorAdA miA
Yo también los amo, que puedo decir
les debo mucho de lo mejor de mi vida y justamente por eso detesto los circos
aunque creo que va más allá porque El Circo del Sol no usa animales y es lo único que les admiro, tampoco me gusta y sé que medio mundo se me va a echar encima por esto. I don´t care, no me gusta.
Podría yo también contarte mil cosas de mis animales y de como aprendí de ellos que la comunicación no es sólo palabras, ya lo haré algún día y poco a poco.
Te mando un beso enorme y gracias por venir. Como siempre.
Niña mala de mi corazón
Igual que tú los odio, no sorporto a los animales enjaulados, vomito los pin... payasos, los actores, etc... bueno los trapecistas se me hacen atletas admirables pero... pues tampoco
pero cierto es que todos somos un circo como lo dijo Générique en aquel mail que mandó, tiene también mucho que ver con nosotros... especialmente con nosotros siete, Jeje.
Seremos liberados por alquien?
En este circo tu eres la mujer hermosa que va montada en el impresionante elefante
... yo soy el elefante
Jajajajajajajaja (kidding sweetheart).
Besos Pinche Vieja adorada.
Gen
Estoy de acuerdo en que a esta altura el encontrar un equilibrio no sería liberar a todos los anmales en cautiverio porque propiciaría aún más un quiebre ecológico y por otro lado como dices muchos de ellos no podrían sobrevivir. Pero hay que tratarlos con dignidad.
Yo no creo que se cometan crímenes contra los humanos en nombre de los animales y sí en cambio al revés durante milenios. Sí creo también que existen los derechos de los animales, son los mismos derechos del respeto a la vida en general.
Saludos, gracias por tu comentario.
Me encanto! No tengo mas palabras!!!
Aqui de visita por sugerencia de Potter.
El cuento es genial... y tienes razón, la letras hacen libre a la gente, y al escribir o leer se hace imperioso vivir.
Que gran escrito!
Saludos desde la Lluviosa Bogotá.
Alely
Más que suficiente con que me digas eso.
Gracias por venir y prestarme un poco de tiempo para leer esto.
Saludos
Joker
Te agradezco tus palabras y que te hayas tomado el tiempo de visitarnos en Cuentaletras
me halaga que te haya gustado
un abrazo y nos vemos pronto.
Que las letras nos hagan libres
más intensos.
... ese Potter... el amigo Potter.
Por un instante me sentí identificada con Tomasito por su manera de sentir, pero más con Jaipur... cuántas veces no he hecho locuras así para mis amigos... :D
Excelente historia
Besos chilangos
Gracias D
Hay una parte de mí que también es como el pequeño monito y otra como el solidario elefante
he hecho muchas cosas así por mis amigos
eso es maravilloso
Besos más
Fíjate que... Coincidiendo con mi rabia por la matanza de focas en Canadá (ah! cómo xodo con eso!) y tu cuento, me dí cuenta que -efectivamente -los animales son más inteligentes que los humanos. ¡Cómo quisiera ser animal! Animal inferior quiero decir. Más fiel, más noble, no tropezar con la misma piedra, y como lo mencioné no estár podrido... Me gustó, y a propósito, los circos me dan ñañaras, pero no por los animales -que a final de cuentas ya se fregaron por estar ahí -sino por los clowns, aunque muchos mercadólogos -perdón si hiero susceptibilidades -la harían bien trabajando en un circo... Qué pueden decir de alguien que le tiene miedo a las alturas... ¿Eso qué?
Cheers...
Tocayo Superestrello
Sí los circos son un concepto de lo más creepy, en la edad media cuando los bufones y el concepto áhí andaba tomando la forma actual habrás sido un hit pero ahora son patéticos.
Tienes razón con lo de las focas y sigamos chingando con eso.
A mí no me gustaría ser animal porque si me tocaba tropezarme con algún humano... no, que miedo.
A nada le tengo más miedo que a las alturas, por cierto.
Abrazote
Ah chingá... Te aseguro que no había visto tu comentario (primero respondí los de mi blog -pinche egoísta) y a mi me dá vértigo desde un segundo piso... Si, coincidencia, ahora vas a salir con que también eres de enero... Ja! En fin, pienso que el único circo que respeta las formas que dices -parcialmente por la mercadotecnia -es el Cirque du Soleil me cago por ir a ese chou... Aparte me cago xq acabo de comer... Pinche vulgar, sorry...
Cheers...
Lo chido de los comentarios es que pudiste no leer el post pero, si te chutas un comentario random puedes poner algo aceptable y; lo mejor de los comentarios a MauVenom es que, acetables o no, siempre contesta cada uno.
Es como Ringo.
Pero no leí el cuento. Son muchas lineas.
Anárquico tocayo
Pues no, soy de septiembre.
Y sí, que vulgar. Ya no comas.
Abrazo.
Adrián
Gracias por tu tiempo
y por participar en los comentarios.
Ringo.
Está increíble la historia de Tomasito. Mil gracias por comentar en mi blog y de esa forma darme la oportunidad de acercarme a este gran cuento. Si algún día gustas volver a entrar a mi blog siéntete con la libertad de tomar las letras que quieras y reordenarlas en algo tan bueno como esto.
Monstruo
muchas gracias por el comment y el ofrecimiento
lo que te dije es cierto
y tuviste una forma realmente sensible de plasmarlo
Un abrazo
Creo que todos somos un poco Tomasitos en este barrio, hemos aprendido los sutiles oficios que no nos pertenecen en apariencia y hemos logrado darle forma y contenido a lo que vemos y pensamos. No importa que los demás no sepan leer como nosotros; siempre y cuando cada cual tomemos nuestro lugar en este apartado maglar, y aprendamos a comunicarnos. Un beso Mau, grande.
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