I
Cansado de que siempre vengas cuando no se te necesita, que no cuando no se te busca. Y cómo explicar, por ejemplo que cuando llegaste no hubo nada que me moviera a pensar en otra cosa que no fueran tus labios moviéndose VIOLENTOS en los míos; al mismo tiempo que la vida palpitaba entre mis manos cuando tus senos marcaban el COMPÁS de la música que brotaba de tu vientre. Sonido etéreo. La respuesta de tu espalda tiritando con TODAS sus vértebras. Y tus nalgas percutiendo un eco sordo de arriba, de abajo. Yaciendo toda en una MUERTE dulce y placentera. Obligándote a renacer yo con mis impulsos no calculados. Verte volar poderosa y FUGAZ como el ave fénix que aún nadie ha contemplado. Tú gustosa de repetir una muerte dolorosa y SIN FIN; confiada quizá por la certeza de que renacerás con mi ayuda. Sí, mi ayuda; a pesar de QUE esta sea sólo un pretexto del que te sirves para morir y vivir tú sola. Porque al final SOMOS lo que somos. Hay que aceptarlo. Las aves que se encuentran sin querer. Que se TOCAN. Y se miran. Y se hierven. Y se abrazan. Que juegan y bailan. Y se pierden uno NADANDO en los ojos del otro. Pero que nunca se hacen uno. Sólo bifurcan sus espíritus HETEROGÉNEOS.
Y cómo no saber entonces la verdad evidente que resulta del fenómeno. Un re-descubrimiento de seres que siempre serán distintos después de un café, o un disco, o un pensamiento que se le arranca a la pipa. Sentimiento único y multifacético que, aunque uno solo sea, al confrontarlo con el espejo que siempre son tus ojos, se desplegarán miles de imágenes. Pues no olvido que mis ojos, para los tuyos, también son espejos.
Ver brotar una sonrisa tierna de mi boca que nace en tus ojos cuando noto cómo escoges una imagen entre todas, y después matarte en mi llama, la llama que te abrasa. Para luego verte refugiada en el bálsamo flamígero que tomas prestado de uno de esos espejos que igual te pertenecen, pero no son tan tuyos; como míos tampoco son.
Y déjame vivir como ave, que como ave, libre te quiero ver. Porque sólo con tus alas bien abiertas podré encontrarte sin buscarte. Y, sabe bien, que no hay mayor alegría que ser testigo de que mis sueños vislumbren el deseo, luego entonces, abrir los ojos, verte llegar de lejos; para descubrir, que en ese sueño siempre cambiante; otra vez te has convertido.
II
Extraño. Ya no se le ve por la catedral. Después de tantas burlas por reminiscencias estúpidas, te quedas mirando el vacío donde, a fuerza de voluntad, intentas llenar la nada con un cuerpo que no está más. Más aún, que no estará más. Sin embargo, tenemos el tú y el yo para poder nombrarlo y así hacernos un poco de su presencia. No es suficiente, lo sé. Pero es algo, y ese algo siempre puede serlo todo. Tenemos el recuerdo, al que le basta y sobra con tu mirada de nostalgia para volver a andar entre nosotros. ¿Sólo como un fantasma, dices? Tal vez. Sí, tal vez. No pidas mucho. Recuerda: sólo en las matemáticas uno más uno son siempre dos. Por mi parte, soy tantos diferentes, que a veces me tendría que cambiar de nombre porque uno no me alcanza, y luego hay otro que caduca, y al mismo tiempo soy un nombre que no ha prescrito pero que tampoco soy yo. Ya, tranquila, no mires con rencor, que tú no estás muy lejos de eso. Por eso es que no podemos verlo pasear en la catedral. Por más que lo añore. Por más fervor con que lo llames. No vendrá sino revestido de un manto gris, al que has tenido a bien llamar fantasma. Y vendrá para arrancarte un suspiro. Hacerte tropezar entre palabras. Caer en frases tiernas e iracundas. Confundirte y no saber ya, si amas u odias. Entender al fin del lapso que el hecho de la confusión no es un buen signo. Entonces ahogarnos en los espejos del ayer y deshacernos a borbotones. No reclames. No seas injusta. Mira qué tierna te hace ver la ausencia. La nostalgia de lo perdido. La añoranza de lo pasado. Mira que hacemos milagros. Mira la llovizna sobre el café. Mira que llueve sobre mojado.
El Director agracede a Víctor Dávalos, quien aceptó la invitación a escribir este domingo en Cuentaletras
24 may 2009
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3 comentarios:
clap, clap, clap, clap
admiro los textos de amor que no usan la vulgar palabra amor
Gusto en conocerte. Bienvenido.
y entre dos dualidades nos sumergemos a veces tratando de olvidar el hastío o sacudirlo y a veces de apiarnos de el... me he quedado pensando si tengo dos o mas lados...
pensadolo bien creo, que todos poligonos irregulares somos cuerpos con tantas aristas y lados que el filo mas fino nunca es el mas apto para que coincida ni con una pieza simple ni con una tuerca
Víctor, le has dado un buen momento a mi tarde dominguera, definitivamente un acierto de parte del Director haberte invitado.
Mi preferido el uno, sin rebuscamientos, sencillo erotismo.
Bienvenido.
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