He aquí algunos pasos para perder la alegría:
-Rompe un gran espejo,
-consigue un arma,
-roba un banco,
-rapta a la Yuyis, la gorda de contabilidad (la de las nalgotas afroergonómicas),
-toma el primer avión a la Polinesia,
-trata de que el piloto y el copiloto participen en la orgía que vas a tener abordo a punta de pistola con la tripulación y los de primera clase (gente definitivamente más bonita que los de clase económica),
-deja que la Yuyis cargue las maletas,
-compra una palapa a orillas del mar que tenga un refrigerador con suficiente espacio para víctimas y cerveza (en ese orden),
-decídete por sólo cuatro de las modelos veinteañeras que secuestraste cuando hiciste escala en París (las demás deja que la Yuyis las ahogue),
-ponles nombres de tus equipos favoritos ("¡Carajo, Necaxa, tráeme mi cerveza!"),
-consíguete un perro que responda al nombre de Yuyito,
-ten un cocinero negro que sepa partir cocos con la cabeza,
-patea a la Yuyis,
-cambia al cocinero negro por un perico que maldiga en latín, total: la Yuyis tiene buen sazón,
-adquiere un radio transmisor de gran potencia con micrófono y empieza a transmitir a los diferentes dirigentes del Mundo tus planes de la sistemática exterminación de todo aquel que traiga una estúpida sonrisa en la cara,
-ya que tienes el radio aprovecha a comunicarte a casa para ver cómo van las cosas,
-vuelve a amenazar a los líderes del Mundo con desatar un gonococo igual al que te pegaron a ti en el puticlub “Xalígula”, circa 1990: Todo aquel que esté alegre quedará infectado y además obligado a escuchar sin interrupción a Enrique Iglesias en dueto con Paulina Rubio,
-patea de nuevo a la Yuyis,
-narra partidos inexistentes de golf por la radio,
-ahora deja que la Yuyis te pateé la cabeza,
-lee,
-bracea en el mar de mariposa, de perrito, de pollito en verde,
-lee,
-mira las estrellas,
-los atardeceres,
-despiértate tarde,
-despiértate temprano,
-no te despiertes del todo,
-corretea a las modelitos vainteañeras playa arriba,
-…playa abajo,
-recita a Shakespeare en arameo (aunque no sepas ni madres del Bardo de Stratford-upon-Avon),
-deshazte de las modelitos veinteañeras (el refrigerador es un buen lugar),
-rapta un par de amazonas locales que toquen en el ukulele canciones de los Doors,
-si no has recibido respuesta de los dirigentes del mundo manda un ultimátum: ¡O dejan de estar alegres o les pondrás por un altavoz gigantesco la voz de Paty Chapoy día y noche!
-Si nada funciona, amenázalos con un último e infalible recurso: ¡Regresarles a la Yuyis!
(si reíste en alguno de los pasos entonces estamos perdidos de perder la alegría)
5 ago 2009
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6 comentarios:
Oh! Oh! estoy perdida de perder la alegría, no reí con ningún paso.
Es malo eso?...
En algún punto podriamos habernos puesto felices, pero la Yuyis siempre nos recordaba lo miserable de nuestra vida...en ambiente depre ¿debo agradecerle a ella?
Excelenete itinerario delirante de la desgracia.
Clap clap clap extraordinario!!
Deshora.
Quiero participar en la orgía del avion...y quiero encañonar al piloto...jajaja
hay un tufillo rasista en este escrito.
No me gustó
El intruso
valen los gestos que quieren ser sonrisa, pero no llegan a serlo por completo? .. tk care, baee
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