3 sept 2009

Camote

Mi bisabuela murió casi a los noventa años, vio morir a tres de sus hijos, incluso a su marido que era muchos años más joven que ella. Conoció a tres de sus tataranietos y desde que yo era pequeña, recuerdo que en todas las ocasiones que la visitábamos y le preguntábamos cómo estaba, ella respondía que le pidiéramos a Dios para que ya la dejase morir pronto.
Hace unas semanas, mi mamá recordó una de las conversaciones que tuvo con ella en sus épocas lúcidas, donde ella misma pudo expiar recuerdos que a nadie de su familia había contado.

- Abue, ¿por qué no te quedaste con mi abuelo? Él era rico, te hubiera dado todo.
- De todos los hombres con los que traté, él fue el que mejor me trató, llegaba y me daba beso en la mejilla, en la frente, beso por aquí y por allá, pero la güera quería camote, y el chino sólo me daba de vez en cuando.


Mi bisabuela, tuvo diez hijos, el segundo fue mi abuelo, primogénito de un chino comerciante en el puerto. La gûera María, cuyo nombre real no lo sé, se quedó con un marinero. José, fue el señor que nos adoptó como sus nietos, hasta el día que sin preveerlo fue a consulta al hospital y se quedó dormido ahí sin despertar. Mi bisabuela sólo soportó la soledad un año más, y por fin se cumplió su deseo cuando su razón ya estaba perdida en la melancolía de la soledad.

Todos estábamos tranquilos, aceptamos con venia su ausencia.

4 comentarios:

Amorexia. dijo...

aveces la muerte es la suerte no?

deshora

la MaLquEridA dijo...

Muchas veces queremos que las personas nos duren toda la vida, sin pensar en lo que ellos quieren.


Saludos.

Hermes dijo...

aceptarlo es mas pedo que cualquier otra cosa... tu bisabuela murio sabia

Geisha dijo...

Todos los viejos se llevan una pizca de sabíduría extra que cualquier otro mortal.