Cada noche; Catalina se sento fielmente frente al espejo, maquillo sus ojos, maquillo sus labios, vistió su cuerpo, y salio a bailar en la barra, salio a ver como los borrachos tocaban cada centímetros de su cuerpo para darle unos cuantos billetes arrugados, salio a bailar para poder pagar la renta, tuvo sexo por obligación, para poder pagar la comida, y salio a fumar en la terraza por que no soportaba el encierro de aquel lugar, en la mañana, tuvo que ayudar a recoger las mesas, a barrer el suelo lleno de porquería, y luego, decidió caminar hacia su casa, mientras lo hacia, paso frente a una bonita tienda, con una linda estantería llena de juguetes, entro, quería regalarle algo a su hermanito de 18 meses, entro y tomo un pequeño carro rojo, que alumbraba y sonaba mientras rodaba sin un sentido definido, fue mientras lo miraba que vio en una mas de las estanterías, una hermosa muñeca, una de esas que llaman Barbie, y quizó comprarla, y decidió comprarla, finalmente; a sus 14 años, en el fondo, aun era una niña.
28 sept 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
por desgracia no deja de suceder.
un abrazo
Impactante! Por lo menos aún nos asombramos, debe ser una buena señal, aunque a fina de cuentas no hagamos nada.
¡Diablos! ¿a sus catorce años?, pobrecita Catalina.
La historia de Catalina, la historia de muchas. Por lo menos ella tuvo oportunidad de comprarse una muñeca. Un abrazo.
Sencillamente genial! Gran texto!
No sé si pobrecita pero si muy duro que eso deba pasar, uno a los 14 deberia preocuparse por el éxamen de álgebra y estudiar economía, pero no por ejercer la teoria ingreso - consumo, esas son cosas de grandes.
Publicar un comentario