9 sept 2009

Melancolía pura.

Y ahora resulta que llueve a cántaro suelto, sobre todo aquí en la ciudad, cuando ya creíamos que era un año seco de garganta agrietada.
Y así la lluvia se convierte en símbolo de caos y venganza divina, como en los viejos tiempos.

José Ortega y Gasset decía que:
En la ciudad la lluvia es repugnante, porque es una injustificada invasión del cosmos, de la naturaleza primigenia a un recinto como el urbano, hecho precisamente para alejar lo cósmico y lo primario, fabricando un pequeño orbe extranatural.”

De acuerdo, señor. Pero no se le puede quitar el valor que tiene la lluvia como la perfecta justificación de la melancolía:
Pocos espectáculos tan deliciosamente melancólicos como el ver llover entre edificios, casas, calles, tiendas y cafés, avenidas, callejones, semáforos y largas filas de autos atascados que se mueven lentamente al compás de un gran concierto de limpiaparabrisas que niegan neciamente de izquierda a derecha su condición de empapados, ¡es melancolía pura!

Y me dirán, con justa razón: ¡Define melancolía y déjate de mamadas!

No parezco ponerme de acuerdo. Sin embargo hasta ahora la mejor definición que he encontrado es aquella que dice que la melancolía es "la felicidad de estar triste".
¡Gran oportunidad tendré hoy para ejercer mi derecho de tristear felizmente!

Y curiosamente en el libro más melancólico de toda la historia, El Quijote, no llueve una sola vez.

5 comentarios:

CHELAMONSTER dijo...

¿Y qué tiene que ver con la Ley de Murphy, que era el tema de esta semana, ¡pedazo de animal!?

Pues nada: que me equivoqué y lo escribí la semana pasada, por lo que ahora escribo un tema libre, aunque altamente ad hoc.
¡grandes saludos a todos!

NTQVCA dijo...

Que llueve...
Tu pelo se te moja y duele...
No importa tanto pero hoy llueve...
Llueve...y duele.

Ah la melancolía y el placer de sufrir, nomás por puro gusto mientras veo llover.
Feliz día lluvioso señor.

Amorexia. dijo...

Ganas de gritar, de entrar en acción, de moverte, de contarles a todos que la realidad en la que viven no es ninguna condena, que pueden cambiarla, que deben ponerse en marcha, armarse de valor para combatir las injusticias del sueño americano. Las sonrisas y los saludos se alejan, distantes, efímeros, dejando un cierto regusto amargo justo en la boca del estómago.


La combinación de fenómenos climáticos se presentan así: La fría Corriente de Humboldt que pasa por la costa enfría el ambiente tropical entregándole una nubosidad extremadamente alta e impidiendo el paso del brillo y la fuerza del sol tropical (sobre los meses de invierno), la cercanía de la cordillera que hace que la humedad se concentre aún más y por último el sol tropical que impide tanto la ocurrencia de fríos notorios y la suficiente evaporación para que las nubes logren la condensación necesaria para que desemboque en lluvias. Como resultado se tiene un clima desértico sin lluvias, subtropical pero a la vez húmedo y templado, sin embargo la ciudad cuenta con parques, avenidas y miles de viviendas rodeadas de jardines que se mantienen verdes gracias a un ingenioso sistema público de irrigación subterránea.


Lima, ciudad en la que por fenómenos atmosféricos no llueve prácticamente nunca, soporta desde el domingo pasado una llovizna continua que, según los expertos, se prolongará por lo menos hasta el viernes.

Aunque no se trata de una fuerte lluvia, en especial para quienes están acostumbrados a vivir en otras latitudes, la llovizna sí causa diversos problemas, pues la ciudad, de ocho millones de habitantes, no está preparada para afrontar una situación así.

Apozamiento de aguas en las calles; daños en las fachadas de las casa y aparición de goteras en los interiores; caídas de personas que no están acostumbradas a caminar bajo la lluvia y que no cuentan con los zapatos adecuados y choques protagonizados por choferes que no saben frenar sobre mojado son algunas de las consecuencias.


En Lima suele lloviznar muy ocasionalmente, pero solo dura algunas horas. En la ciudad jamás caen aguaceros y ni siquiera lluvias medianamente fuertes, por lo que las casas, las calles y hasta los zapatos y los corazones de los limeños están hechos para condiciones secas.

Deshora

(este texto no es mio, pero se me hizo interezante compartirlo aqui)

la MaLquEridA dijo...

Si la lluvia es melancolía, pues soy melancólica.
Lo mejor de la lluvia, es dejarla caer sobre uno mismo,se limpia la mugre de los pensamientos malos que traigo.


Saludos.

Julibelula dijo...

Me gusta la lluvia, sobretodo en mi techo cuando duermo abrazada a alguien y las gotitas y el latido del corazón ajeno, me arrullan y me arrastran a esa deliciosa muerte que es el sueño.
También tiene un tinte pornográfico, porque sin la lluvia, la tierra no sería fecunda y nada saldría de ella.
¿Melancólica? No tanto...