Pero crecí y las visitas a su casa con mis papás me fueron pareciendo cada vez menos interesantes y opte por ir a otros lugares. Cada vez la vi menos, cuando regrese después de muchos años, mi abue Cuca se había vuelto una de esa viejitas que todo mundo anda paseando, pero que dejaban relegada en una silla sin que nadie conversara con ella, refiriéndose a ella a gritos, en tonos pausados como si no entendiera, eso me dio mucha tristeza. Me fui a sentar con ella, la salude como siempre y le pedí que me contara una historia de cuando era niña, sus ojos le brillaron y comenzó a platicarme de cómo se escapaba para ir a cortar manzanas a los árboles.
Regrese con ella un tiempo y después un Tío se la llevo a su casa y ya no pude visitarla.
A pesar de que duro bastante tiempo enferma, también les dio mucha batalla a mis tios y murió hasta que tuvo 89 años, esos últimos ya no reconocía a nadie, y las veces que la fui a ver solo sonreía cuando me veia, su sonrisa dulce.
En cambio los últimos días de Cuca ya no quise ir a verla. Su rostro que ya anunciaba su final, se había vuelto demacrado, los ojos hundidos y una expresión perdida en el infinito que no quise volver a ver. Me fui a mi casa pensando lo terrible que era ver como se transformaba esa cara que para mi siempre había sido dulce y toda ternura.
Esa noche me acosté temprano con mi marido hablando de cuestiones de trabajo, él se quedo dormido al poco tiempo y a mi el sueño me hacia entrecerrar los ojos, pero de pronto la oscuridad y mis pensamientos se vieron interrumpidos por una luz que salio por debajo de la puerta, me asuste pensando como se había prendido, en ese momento se comenzó a abrir la puerta lentamente, aterrorizada no pude mas que taparme un poco mas con las cobijas, la puerta se siguió abriendo enmarcada con el trasfondo de la luz entro lentamente Cuca.
Yo podría imaginarme a mi abuelita de todas las maneras, pero de fantasma o muerta viviente nunca. Lentamente se fue aproximando a mi cama, y en efecto, ni en eso me decepciono, cuando se sentó en la orilla de mi cama, su rostro tenía la misma sonrisa dulce y tranquila que yo recordaba de cuando era niña. Me vio unos instantes y levanto una mano para señalar al que estaba acostado conmigo, sin hablar me lanzo una mirada de interrogación.
Como si yo supiera lo que quería, le aclare:
.-No abuelita, él no es mi papá, él esta en su casa.
Ella asintió, me volvió a ver con inmensa tranquilidad, se levanto y se fue.
Vi como la luz del pasillo se apago otra vez y no recuerdo cuando el corazón dejo de latirme porque el sueño me hizo cerrar los ojos y quedarme profundamente dormida.
Me despertó el teléfono y saque el brazo de mis sabanas calientitas para tomar la bocina. Era mi mamá:
.-Hija, te aviso que tu abuelita Cuca ya descanso, murió ayer por la noche.
11 comentarios:
Buu!
Uy, que tema!
Tu escrito es bueno. Aunque el final... no me ha confundido por que soy muy listo, pero si como que pudo ser mejor.
Saludos, Idalia. =)
El final, como lo menciona Rich, no representa sorpresa o reto alguno. Sin embargo, a mi parecer, no hacer falta; la historia no está ahí, no está en ese final.
La historia está en presentarnos una persona, una persona con cualidades y personalidad, con cierta vitalidad, una persona que, conforme avanza la historia se empieza a marchitar y a desvanecer.
Lentamente, con el paso de los años, más rápido a veces, las personas se empiezan a desvancer y se desdibujan y terminan por ser apenas un bosquejo de lo que eran.
Tu relato me ha traido algunos recuerdos y ha evocado ciertos sentimientos. El añorar a una persona que ya casi no está, el miedo a perder y la tristeza de ver apenas un cascarón medio vacío donde había tanta vida. Y la nostalgia de saber tantos recuerdos enterrados en una mente que ya casi no regresa y cuando lo hace, apenas nos reconoce.
¡Linda historia! ¡Gracias por compartir, Sexy!
¡Ah! Y la nueva imágen va quedando muy bien =)
¡Sonríe!
Gusta.
El final se veía venir, pero la abuela favorita de ojos brillantes es un gran personaje. Buen martes, otra vez.
Esperaba ver a la abuela con la mandíbula en la mano...
He visto mucha televisión últimamente.
Muchos recuerdos me helaron la sangre. Muy bonito, me la imaginé cortando manzanas.
tu quieres que no duerma con la seire de posts de esta temporada de cuenta letras?... oye ya vi los dibujitos harto chidos (nunca digo chido jaja) pero tu pelo se ve negro y nosotros grises... o somo smas viejitos o que jijos?
ay perdon ... me sali del post.
ya se somos fantasmales
Ay! Creo que cuando se nos mueren las abuelitas, como Cuca, o como Elvira, es como una patada en el trasero para empujarte al abismo de la adultez, y no me gusta... me rebelo... Sigo esperando comerme una gelatina de rompope como la que me hacía ella.
Me gustó mana.
Cuando alguien que quiero se muere no me siento en paz hasta que sueño que viene a despedirse. Siempre me ha pasado.
Así el caso de mi abuela exactamente.
Siento que de alguna forma regresan para dejarme tranquilo y cerrar el círculo.
Beso.
Mis abuelos murieron y a mi nunca me dijeron,eso no era para niños,nos decían los mayores,sólo supimos que ya no estaban y ya.
Y por otra parte tuve una cuñada que vivía en Sonora y sentí cuando me dió un beso en la mejilla(yo estaba dormida) y me dijo-ya me voy-
Y cuando me desperté me avisó mi mamá que se había muerto Ramona,me quería mucho ella,entonces si creo que se vino a despedir de mi.Saludos
Me gusta mucho tu blog.
Es cierto, parecen fantasmas las imagenes se ven grises pero NTQVCA se puso diferente... igual es el sentido de el concepto
tienen canas como las abuelitas o son de ganas?
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