28 mar 2009

Catársis y Ging Tónics

El pueblo había cambiado mucho desde la última vez que fuí con él en nuestra luna de miel. Grandes edificios blancos, enormes adefesios de ladrillos gigantes hechos de cemento y vidrio que miraban directamente hacia mi relucientes, hoy me parecen tan cuadrados y grises como búnkers, a sus pies como hormiguitas, montones de bares y changarritos anunciando con cartulinas fosforecentes baratas sus viandas con letras estridentes justo para llamar más la atención, sobre todo con las faltas ortográficas.

El fin de semana después de firmar el divorcio escapé por fin de todo cerré la oficina, dejé los pendientes apilados en el locker del gimnasio, me hice una maleta con tres mudas de ropa y me subí al auto. Después de 6 horas de viaje pude sentarme sola en la terraza del único bar que encontré, pedí un vaso de vino tras otro, estaba decidida a beberme mi fastidio, pero no puedo recordar a ciencia cierta en realidad cuantos me bebí, debo haber perdido la cuenta de los gintonics.

Bebiendo vasos y vasos lentamente, me acordaba de él, y la manera en que trasladó nuestros sueños a vagas excusas ahogadas en mentiras, y justo como se transformó en un moustruo poco a poco, por alguna razón terminaba alterado, acusándome de celotipia y su bancarrota prematura lo llevó a beber sin control.

Hui de mi, Huia de él, de su mal humor, de los insultos, de su manera de beber, su voz aguardientosa y su aliento pestilente, las manos sucias con las que pretendía tocarme, ese equilibrio absurdo y su mirada brusca. Es curioso que ahora para no estar sola, veo pasar las horas sin alterar un ápice de esos momentos tan poco entrañables, me propongo entender ahora ahogándome en botellas.

Mientras miraba aquella enorme extensión que contrastaba con el cielo y conforme pasaban las horas ese mismo paisaje iba cambiando de color. Ahora entendía un poco mejor como hacían los pintores desde el manierismo hasta los impresionistas. El cielo fue tornándose alternativamente celeste, luego añil, azul indigo, cobalto, azulón , violeta y pensaba en el color de la botella, esmeralda y al final verdinegro. Mi semblante adquirió un matiz cremoso poco a poco con gris por añadidura entre ocres, castaños y pardos rojizos.

Creo que comenzé a sentime mareada pues el paisaje de pronto lo miraba cual caleidoscopio en un delirio cromático. Finalmente cayó la noche y todos los colores se fundieron en uno solo, salvo algunas farolas que alumbraron mi camino de regreso a la cabaña, la verdad no pude contener las ganas de contar las estrellas que me tope, el cielo estaba fantásticamente plagado.

Debieron pasar un par de horas y tenía frio. Me asomé por un ventanal y no había ni un alma sólo yo, el agua y todas las estrellas asomadas como vigilándome; Me di cuenta que comenzó a llover y había unas sutilisimas lineas blancas que el agua hacía dejando surcos ente las piedras iban dejando marcadas a la orilla, que se deslizaban y desaparecìan al unísono de la otra que le seguia. Empezé a pensar que podría caminar bajo el agua, caminar y caminar hasta que ya no tocara el fondo. Tenía ganas de ahogar el llanto y terminar con todo.

pensaba que si resistes la natural urgencia de salir a la superficie y respirar, la muerte por asfixia en el agua es la menos dolorosa de las que existen. Es incluso placentera. Una muerte dulce. La carencia de oxigeno produce alucinaciones y uno se va desvaneciendo en una especie de extasis, sin enterarse. Quisiera huir a un país submarino donde el ánimo amedrentado, los malos pensamientos, la depresión, las deslealtades, las traiciones, los rencores, los amores perdidos o desafortunados, la amargura, la melancolìa y las ganas constantes de llorar no tengan cabida.

Miraba con ganas la penumbra que proporcionaba y que la muerte puede poder proporcionar. pero nunca iba a tener el valor de ahogarme y sinceramente sentía un intenso deseo de acabar con todo, pero no tenía fuerza de voluntad necesaria para acabar realmente con la pesadumbre, siempre me acobardé quizá por eso duré tanto con él.

No tenía ninguna razón por la cual divagar si seguir viviendo, pero tampoco sufría demasiado o con la suficiente intensidad para determinar mi destino de un modo fatal y dejar de respirar por voluntad propia. Una vez después de que me golpeó la primera vez, comenzé a tener miedo, no me daba miedo morir. No sé que me pasaba por la cabeza, pero en realidad lo único que me daba cuenta es que tuve mucho miedo de seguir viviendo.

Lo siguiente que recuerdo es despertar entumecida, con la boca seca como corcho y un repicar intermitente en las sienes, el sol que ya estaba bastante alto en el cielo y tocaba ligeramente el borde de la cama rozaba mis dedos de los pies y las piernas. Me quedé dormida, con la conciencia embotada por el vino, para cuando me ví en el espejo me di cuenta que yo no tenía este rostro ni estos ojos tan calmos. Yo no advertí este cambio ni me di cuenta en que momento me convertí en esta mujer de ojos vacios y labios amargos.

Yo no tenía estas manos sin fuerza, tan detenidas y frías, no tenía este corazón que ya ni se muestra, no sé como es que llegué hasta aquí sin darme cuenta.


Tårita teripaia

17 comentarios:

Myself dijo...

la kancion de keane de tu blog.. es demasiado.....intensa

marichuy dijo...

Mi Jolie

El divorcio es una puerta al cambio; un nueva oportunidad para experimentar otros caminos.

Ningún hombre, ninguno, vale el sacrificio, ni siquiera las lagrimas. Ya te lo dije una vez: solo se llora a los amantes muertos; nunca a los vivos.

Besos liberados

Jo dijo...

... con cierta intensidad hay que sufrir los cambios. Yo nunca me he casado pero he experimentado ciertas pérdidas y no creo que sean menores que esos duelos donde algo que forma parte de ti de pronto se pierda o se acabe


gracias por estar aqui

El gran Gatsby dijo...

amar y temer no son lo mismo. decidir o pensar en decidirse tampoco. Es dificil examinar la vida sin llegar a lograr a la conclusión de si realmente se fué feliz.

marichuy dijo...

Jolie

A tu pregunta ne mi post de hoy, off topic, por supuesto:

Si me visitaras en mi otro blog, jeje, sabrías que si postee sobre Manu Chao, aquí te dejo la liga:

http://marichuy-chuyita.blogspot.com/2009/03/manu-chao-o-la-ley-mi-sabio-entender.html

GERMÁN DIEGO dijo...

Cuando los recuerdos embriagan y no es necesario el alcohol.

Bien escrito.

Solo se llora a los amantes muertos!!

Claro.

Abrazos.

Rab dijo...

yo creo que tu eres demasiado intensa tanto que me trasladaste a eso mismo, querer morir, desear terminar con todo, mirar un paisaje en desolación y claro lo demás..

soy tu fan

Juan! dijo...

Hay veces que nos ahogamos en un mar infinito de recuerdos, a veces nos ahogamos en nosotros mismos. Pero no hay nada como liberarse y volver a sentir después de un rato de embotamiento, es casi como volver a nacer, es como volver a responder a las preguntas con los ojos de alguien que ha nacido de nuevo.

Nunca voy a poderlo decir mejor que me paisanita querida, pero sería peor no atreverse...

Besotes Jolie querida!

J!

Jo dijo...

esto es la vida, en el fondo no importa el miedo es también esperanza, y las lagrimas tambien lo son el amor te pone en tu lugar para bien o para mal y hay que seguir

Rogelio Segovia dijo...

hoy no era buen día para leer un cuento triste. . . hoy tan solo soy una estatua.

BEATRIZ dijo...

Qué terror morir ahogado...no, prefiero arder hasta la sequedad, hasta el polvo.

Pero vi la lluvia caer sobre las piedras y dibujar sus líneas corredizas, vi las estrellas tentadoras...me encantaron los detalles de tu descripción.

Un abrazo

MauVenom dijo...

AAAAARRRRRGGGGGHH!!!!!

Te he puesto dos comments y esta conexión de quinta las borra!!

>:(

Bueno pasado el coraje... decía

que usted sí me entiendo como una persona puede irse endurenciendo y haciéndose áspera y dura con el paso de las ocasiones y los días difíciles. Es eso o morir de tristeza.

Pero... está tambien la otra parte, cuando ese ser alejado redescubre la emoción y su metamorfosis es ahora un proceso de madurez y encuentro. Las cosas tienen arreglo y eso es hermoso de atestiguar.

Besos de domingo. No vine a la premiere pero aquí estoy en la segunda función.

basilio dijo...

Soy conocedor de esa historia y estoy contento de que por fin dejaras esa relación que se estaba convirtiendo violenta.
Por fin pudiste quitártelo de encima. Supongo que fue como un placentero orgasmo. No deberias pensar más en ello ya que eso hace que de alguna manera sufras.
Ahora supongo que veras los amaneceres de otro color y percibiras mejor los olores de la vida.
Recuerda que el vino se bebe para disfrutar una buena comida y no para ahogar las penas.
Enhorabuena por liberarte.

A dijo...

Dicen algunos sicologos que el divorcio es un luto, sin importar las razones ni el estado de la relacion.

Y que los lutos a la par de las mudanzas son las situaciones que mas estres y ansiedad pueden causar al hombre.

Lamento la perdida, finalmente el divorcio no es el proposito cn que uno se acerca a alguien, o deja que alguien se acerque.

Por otro lado, la vida en lo siguiente puede/debe ser mejor

Asi lo siento y espero.

Celebro el valor de cada mujer al dar pasos enormes como ese.

Celebro la vida en florecimiento.

Besos liberados
A.

Fer V dijo...

Muy fuerte la historia ¡muy dura! Pero me gustó mucho como la escribiste ¡felicidades!




¡Sonríe!

G L O R I A dijo...

ME TRAJISTE MUCHOS RECUERDOS TRISTES A LA MENTE, TENGO UN NUDO EN LA GARGANTA. SALUDOS

Anónimo dijo...

Wow... que manera de perderse.. ojala todos pudieramos hacerlo así.