Luz extinguida

It's the end of the world as we know it and I feel fine.
- R.E.M.

Marisol y yo éramos la pareja perfecta.

Siempre tuvimos coincidencia en todo. A pesar de nuestras diferencias, nunca nos faltamos al respeto y siempre hubo una cordialidad hermosa entre los dos. Juntos procreamos a dos hijos: Marco y Paty –hace más de 30 años – y afortunadamente cada cual hizo su vida.

Estábamos como al principio: solos.

Cuando los hijos se van, relativamente te sientes realizado, relativamente feliz y relativamente solitario. Extrañas los gritos en la casa, las llegadas tardías de las farras y los momentos familiares incluyendo domingos matinales.

Sol –como le decía –fue una buena madre. Mi trabajo en una compañía azulejera nos dio afortunadamente una buena vida. Nunca faltó nada.

Sol y yo éramos muy felices, ella era mi luz y mi inspiración para levantarme cuando las cosas no salían bien, siempre tenía una palabra de aliento y nunca dejó de abrazarme cuando lloraba. Ella era toda abnegación y yo sin embargo, pecaba mucho de egoísmo. Siempre tuvo una sonrisa para mí, incluso cuando mi humor no era del todo soportable.

Ahora me siento desgraciado, un gusano.

La he matado…

- La cagaste pendejo, despídete de tu pinche vieja, a ver si la chota la encuentra y de paso la revive…

La voz del secuestrador se perdió entre los sonidos colgados del teléfono. Nunca podré entender el hecho de no haberles dado lo que pedían. Por miedo hablé a la policía para no darles el gusto de recibir dinero. Para no dar un poco de lo que tenía por aquella mujer que me entregó todo. Que me dio su vida.

Yo en cambio, le di una mezquindad absoluta.

Al siguiente día, la policía encontró el cadáver de mi esposa a un lado de la carretera que conduce a Cuernavaca. Ese día, la luz de mi Sol se extinguió por completo y perdí las ganas de vivir...