El mexicano se la juega todos lo días.
Está en su condición de jijo de la guayaba.
Tal vez la culpa la tuvo el nopal, tal vez el águila, o de seguro ¡la pinche serpiente! (¿suegra?).
El chasco es que se la juega porque la vida es gacha y perra a la vez: ¡hay que rifársela, cabrones!, aunque no se gane, o ya mero se gane, o ya merito se gane.
De la experiencia sísifa (por don Sísifo Piedrotas) de jugársela día con día, el mexicano decide formar sobre su dermis una especie de escudo de piel de caguama (ya sea de tortuga o de envase de litro y medio no retornable), o como bien dijeran las señoras de sabiduría de fregadero: “hacer concha”, esto es: han sido tantos los chingadazos que se ha dado jugando a brincar la reata de su existencia, que ha llegado a la conclusión de que lo mejor es optar por la más campeona de las soluciones juguetonas: ¡Me importa madres!, muletilla o conjuro lenitivo que lo salvará (a veces, ¡siempre a veces!) de los terribles embates de la vida en forma de pito, o pitote.
Se crea así un código de supervivencia basado en el “importamadrismo”, con el que se puede marear cualquier situación, aunque al final siempre le alcanzan las deudas de juego, caídas éstas del cielo como grandes pedazos de caca verde biliosa… ¡y ni pa’dónde moverse, papá!: juégatela bailando Tap o Charleston o Cha-Cha-Cha, tú juega.
Aún así este “importamadrismo” recreativo reafirma una paradoja (o parajoda) milenaria: sí, en efecto, al mexicano lo único que le importa es su madre (importa-mamadrismo).
Gracias a su mamachita, con todo y la santiguada de virgen morena incluida, se la puede rifar allá afuera y atreverse a retar al máximo adversario del juego de la vida: la Muerte, ¡la pinche huesuda, carnal!, que también es hembra y madre, pero mamacita de la Nada, jefaza de la desesperanza y del aguijón de las soledades (así, en plural, porque son chingo los desiertos en que se vuelca el alma).
Y entonces la Muerte juega de guardameta y el mexicano tiene que tirar el penal. Por supuesto lo falla.
Pero ¡nos importa madres!, ya calificaremos en el próximo mundial de la existencia.
12 ago 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios:
Ehmm...
¿Mexico 2, Pinches-gringos-de-shit 0?
A ver...
Saludos!!
Cheers...
creo que el retrato se latinoamericanista... mas que mexicano... pero los mexicanos se distinguen por eso otro tambien, de sentirse unicos... jejejeje
deshora.
Los mexicanos somos únicos, no le tenemos miedo ni a la muerte.
Y eso es más que suficiente.
Saludos.
Y mire usted, a veces hasta ganamos!
lance un código "valemadrismo" impreso verá que exito
:)
Fútbol ¿No pueden hablar de otra cosa? Un deporte, que por si mismo es chido, pero que se ha convertido en un show del nacionalismo barato, ocioso, caro y sobre todo malo.
Creo que el riesgo ya no está en quejarse, y en criticar toda la mierda de la que somos parte, ahora el riesgo es 'jugárnosla' es hacer algo que muy pocos hacen: CAMBIAR, así nos cueste sangre, madrazos e incluso crisis.
..."importamadrismo" se lee bien chingon pero se escucha mejor "valemadrismo"...
...muchos amigos, cuates, valedores, conocidos y gente que apenas si conosco, me dicen que ese es mi sello personal desde chavo, siempre he pensado que es algo bueno el que no te importe mucho lo que pueda pasar pero despues de todo no es cierto.
...mucho que ganar, nada que perder...
!digo¡ ¿no?...
Pues como buena mexicana: "Que chingon escribes m'nito!!!
¡¡Viva Veracruz, dola Venus!!
Los colombianos somos importaculistas... Pero a la final viene siendo lo mismo, la ventaja es que a los mexicanos sí les importa alguien importante!!!
Publicar un comentario