24 ago 2009

Salvación

Bueno hoy era tema libre, este cuento es de los viejitos que tenia, pero me cojio el tiempo, asi que les dejo uno de mis favoritos

Era un aparta estudio en un piso 8 de algún buen barrio de la ciudad, tenia un gran ventanal en el cual se reflejaban las luces, últimamente parecía mas iluminado, pero eran tan solo los destellos del comienzo de la navidad, Roberto y Camila como muchas otras ocasiones se habían encerrado temprano, a petición, como siempre, de ella; el odiaba realmente seguirla, pero no podía evitarlo, ni siquiera por que la amara, simplemente por que era adictiva, al igual que todas las adicciones que ella poseía.

La silueta reflejada a contraluz la hacia verse mas delgada, Roberto la observaba desde la cama, miraba cada uno de sus pasos, veía como fumaba cigarrillo tras cigarrillo, parada, desnuda frente al ventanal; sabia que Camila estaba mal, que algo le ocurría, y sin embargo no quería preguntar, sabia que si lo hacia la respuesta de ella solo seria una dulce sonrisa, y como todas las cosas dulces en Camila terminaría en un trágico final.

Muchas veces cuando la conoció la vio sonreír, mientras le decía que ella estaba loca, pero eran solo charlas, solo un mal chiste, aunque en los últimos tiempos y a causa de todas las nuevas circunstancias el había comenzado a creer que ella decía la verdad, de un tiempo hacia acá, o mejor dicho desde otro hombre hacia aca, la locura de Camila, había comenzado a notarse mas, sus horas de tristeza comenzaron a ser mas prolongadas, sus sonrisas con un toque de nostalgia mas constantes, y sus lágrimas dejaron de salir de sus ojos para salir en su corazón, Roberto lo sabia, conocía cada uno de sus secretos, los odiaba y la preguntaba que rondaba por su cabeza en las ultimas semanas era si Camila volvería a ser la misma de antes, o si las drogas y aquel hombre la habían modificado para siempre? incluso, ni siquiera era la contraluz lo que la hacia verse mas delgada, era la soledad y la maldita cocaína, en resumidas cuentas, la culpa solo era del otro, y de Camila, por no haber tenido las agallas de decirle que no.

Camila veía el reflejo de su cuerpo desnudo en el ventanal, fumaba y fumaba y solo podía pensar en Roberto, en cuanto lo quería, en cuanto quería que Roberto fuera su salvación, pero también estaba el, el otro que hacia unos meses había entrado a su vida, y ese que aunque odiaba no lograba olvidar, pero finalmente era Roberto, su amor por el, y el saber que era su obligación salvarlo primero, antes que salvarse ella, solo eso rondaba en su cabeza, salvar a Roberto, salvarlo de ella, por que aunque nunca fue su intención, Camila se había convertido en la perdición de ambos.Tenia ganas de llorar, llorar, solo llorar, pero ya no habían lágrimas, el mar que alguna vez había existido en sus ojos, ya no estaba allí, había partido hacia su corazón, para no irse nunca mas de allí, entonces se sentó en el pequeño sofá, el único que poseía y tomo de la mesa de vidrio un pase más, solo para pensar mejor se decía a si misma, pero la realidad era, que no lo podía evitar, el sentimiento compulsivo de querer mas drogas, se había instaurado en ella y no sabia si se iría o no, estaba segura de que Roberto la observaba, de que miraba como se drogaba, de que el se sentía incluso mas impotente que ella, sabia que odiaba verla así, por eso no se atrevía a mirarlo, solo el tenia el derecho de decirle que no, y ella no sabría como hacerle entender a Roberto que ella a el también le diría que no; Siempre metiéndose con hombres malos, siempre saltando al vació por ellos, siempre en picada, hasta que llego Roberto, no para salvarla, por que en ese entonces Camila no necesitaba salvación, aunque ahora la necesitara desesperadamente, si no para demostrarle que los buenos valían la pena de verdad.

Lo amo desde el primer instante, hubiera hecho cualquier cosa por el, pero nunca fue necesario, Roberto era un buen hombre y nuca hubiera puesto a Camila en la parafernalia de tenerlo que salvar; se conocieron se enamoraron y de haber sido un cuento de hadas, hubieran sido felices para siempre, pero era la realidad, y la curiosidad de ella lo arruino, cuando meses después de estar con Roberto conoció a José, uno muy parecido a su pasado, pero se metió con el, y esta vez haciendo una excepción a la regla no se tiro al vació en busca de salvarlo, se tiro al vació con el, probo todo aquello que había prometido no probar, y le gusto, y no lo pudo dejar, pero José si la dejo, peor que nunca, pero la dejo.

Roberto sin embargo no lograba dejarla, no compartía ya su mundo, pero no podía dejarla.

Mientras Camila estaba absorta en sus pensamientos sonó su celular, era un numero desconocido, a pesar de no estar en sus 5 cabales y no querer hablar, algo le dijo q contestara y lo hizo, fue entonces que se sintió morir al escuchar al otro lado de la línea a José, su corazón palpito rápido, escucho lo que el le dijo, inmediatamente se arreglo y salio.

El estaba afuera de su edificio esperándola, le pidió que fuera con el a su casa, que la extrañaba y ella no pudo decir una vez mas que no, al llegar a la casa de José, todo comenzó a aclararse en la mente de Camila, con José siempre se limitaban las cosas a lo mismo, comenzaban con el licor, luego el sexo y las drogas y después el enorme sentimiento de soledad, fue en aquel momento que sin saber como, Camila decidió re-cuperase y sacando hasta el ultimo centímetro de fuerza que aun existía en su alma, tomo sus cosas, le dio un beso en la frente a José, y le dijo que no, que nunca mas estaría allí para el, ni para el mundo que el le creo y se fue, dejándolo solo en su enorme vació y comenzando a escalar para salirse ella de allí; comenzó a caminar bajo las luces de la ciudad por una enorme calle, llamo a Roberto y le pidió que se encontraran, luego de media hora ambos caminaban juntos y Camila lo amo como nunca, y con el mar de lágrimas que rodeaba su corazón le dijo adiós, le pidió que se fuese de su vida para siempre, le sonrió, lo beso tan dulce como nunca y siguió sola su trayecto bajo las luces de la ciudad; finalmente había salvado a alguien, finalmente se había salvado ella, y finalmente en medio del bullicio, las lágrimas comenzaron a salir no de su corazón, si no de sus ojos recientemente salvados.

2 comentarios:

Amorexia. dijo...

Bravo!!!

Excelente cuento, aveces la libertad el salvarse es un acto horrendo, pero siempre digno.

Deshora.

Julibelula dijo...

La tarea eterna de aprender a decir que no...