15 dic 2008

Desde el infierno.

Desde del infierno, desde el mítico lugar descrito por Dante Alighieri en su divina comedia, me encuentro sentado en una silla muy al estilo Luis XV, chingándome un mojito con el mismísimo Jack el Destripador y a punto de hacer la primera entrevista en mi vida.
Aquí voy.
Rich- Jack, estás considerado como uno de los asesinos seriales más famosos de todos los tiempos, ¿que representa para tí estar en esa exclusiva clasificación?
Jack- Risas- fiu… Bueno, hombre, primero que nada, gracias por tomarme en consideración para esta entrevista, en 120 años nadie se había tomado la molestia. Volviendo a tu pregunta, pues, decir que es un honor para mí sonaría por demás enfermo ante los ojos de todos, pero siendo objetivos, aún recuerdo el matiz rojo burdel de la sangre de Nichols, cayendo sobre el empedrado camino del puerto, sin pena alguna te digo que es un recuerdo que me parece por demás excitante. Mi calidad de enfermo es incuestionable, y el honor que siento es perfectamente justificable. 

Rich - Tengo la curiosidad de saber el porqué escogías prostitutas como víctimas.
Jack- La mujer ha sido el motivo de perdición del hombre desde el principio de los tiempos, sin embargo, considero que la mujer es la perfección en carne viva, a mis 21 años me enamoré de una prostituta del lado oeste de Londres, yo era un estudiante de medicina por aquellos tiempos, sin nada que ofrecer más que mi amor incondicional a esa mujer de los ojos tristes y cuerpo alegre, aunque eso no fue impedimento para entabláramos una relación.
Después de un tiempo la desposé, y todo parecía estar en su lugar, olvidé mi filosofía a la defensiva ante las mujeres, y me hice un fiel admirador de ellas.
Una noche después del trabajo encontré a mi joven y hermosa esposa de ojos tristes vestida solo con un corset y ropa interior, me dijo que nos divertiríamos mucho.
Cuando pasó lo que tenía que pasar, en un arrebato de pasión sin frenesí mientras la contemplaba en su máximo esplendor, sentí la enorme necesidad de cortarle el cuello, siempre he sido débil ante mis deseos, esa ocasión opuse resistencia, pero no fue la necesaria.  
Me estiré con ella sobre de mí todavía hasta mi maleta médica, saqué mi escalpelo y mientras ella tenía su mirada en el techo, corté velozmente su cuello, un caudal de sangre cayó sobre mi rostro mientras ella se desplomaba ante mi mirada todavía excitada y gesto de satisfacción tras recibir el primer baño de sangre de mi vida.
Jamás me volví a casar, jamás recibí otro baño de sangre, pero la satisfacción de cortar carne viva de una mujer solo me la podían dar las prostitutas de Londres.

Rich - Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddows, Mary Jane Kelly, Martha Tabram y Emma Smith, tus divas, ¿tienes alguna favorita?
Jack- Aclararé un par de puntos, Ni Martha ni Emma fueron materia prima para mí, imitadores, quizás.
Mary sería mi obra maestra y por consiguiente mi favorita, tenía un cuerpo perfecto, los mejores tobillos que había visto en mi vida, pretendía hacer algo sin igual con ella, increíble, rojo, excitante, perfecto, simplemente perfecto. Pero no, yo no la maté, la mato el miedo.


Rich - ¿Por qué mutilabas sus cuerpos?
Jack- Yo no lo llamaría mutilar, mi trabajo fue perfecto, limpio y preciso, no más sangre de la necesaria, mutilar lo comparo con cortar arbitrariamente, como un carnicero sin oficio lo hace, yo en cambio era un cirujano de abolengo de varios linajes de Europa. 

Rich - ¿Qué disfrutabas más en cada asesinato? 
Jack- Adoro el olor y el color de la sangre, el silencio incomodo e inevitable de mis chicas al cortarles el cuello, y el sabor de los riñones fritos en las mañanas húmedas londinenses. 

Rich - Existen muchas especulaciones en torno a tu identidad, hasta se ha dicho que Jack pudo haber sido mujer, tu condición fue no revelar tu nombre, pero, ¿Qué le dices a todos aquellos que insisten en poner un verdadero nombre a Jack el destripador?
Jack- Risas- bueno, mira, en realidad no tengo nada que decirles, la fama no es tan importante en este negocio, es comprensible que quieran tener un nombre y apellido al cual condenar, pero fui mucho más listo que toda la Scotland Yard, pasé en sus narices un par de veces, con un riñón y un útero en el bolsillo, era emocionante hacerlo. Lo que no fue no será, eso es algo que me queda claro.

Rich - ¿Cómo fue que nunca fuiste descubierto?
JackEso es un misterio hasta para mí, no es que quisiera ser atrapado ni mucho menos, pero un par de ocasiones escapé de las manos de los detectives que enviaban a vigilar los prostíbulos que visitaba.

Rich-Antes de tus famosos trabajos con prostitutas, ¿mataste a alguien más? 
Jack -Solo a mi esposa, cuando niño maté a una rana con una piedra. Yo mismo la enterré y recé por ella.

Rich- Supón que vuelves a nacer, ¿volverías a hacer historia con tu bisturí? 
Jack- Esa es una excelente pregunta, lejos del gastado comentario en el que digo que lo haría una y otra vez sin importar cuantas veces nazca, una vez leí en un libro que el real arquitecto del universo no erra dos veces de la misma manera, entonces lo considero siempre un evento meramente de azar.

Rich- Jack, esta pregunta es obligada, ¿Alguna vez te has hecho una buena paja?
Jack- En mi caso eso implicaría hacerme una auto circuncisión 

Rich- Risas- No seas mamón…
Jack- Tu empezaste.

Bueno, esa fue mi entrevista, desde el noveno circulo del infierno.

4 comentarios:

Pinche Vieja dijo...

jajaajajajajajaja nu mames, hasta ahorita le entendí a lo de autocircuncisión... tan estulta yo :p

Sólo tu mente maniaca podía hacerle justicia a tal personaje: un tipo encantador y finamente desquiciado.

Me gutó :).

Fer V dijo...

Interesante colección de contrastes y contradicciones.

¿Quién entierra y reza por una rana y después mata por gusto del color y olor de la sangre?

¿Quién se siente honrado por una entrevista, quién se jacta de haber burlado la justicia y aún así decide permanecer en el anonimato?

¿Quién expresa orgullo en lo que hizo, placer en cada asesinato y lo lo descarta como un evento meramente de azar?

Supongo que son características propias y dignas de un psicópata; algún nivel de contradicción, sin el más mínimo dejo de arrepentimiento, inconcientemente alimenta el deseo de continuar y, al mismo tiempo, pretende que bien podría no haberlo hecho nunca, ambiguo al mostrar el ego.

Sutíl, sutíl excepto aquello de la circuncisión, que resulta, no tanto, pero si un poco cómico.

Rich. dijo...

Me atrapaste Génerique!
Gracias por leer.
Saludos.
Saludos pinchi vieja. ^^

NTQVCA dijo...

Dear Rich, cada que trato de leerlo me da no-se-que ese we!