Ponga su mente en un blanco total que no refleje otra cosa que no sea tranquilidad, la completa ausencia de cualquier cosa a excepción del silencio, todo es tan apacible, ahora vierta unos cuantos cubos de pintura negra sobre su mente y tendrá un vacio increíble pero igual de tranquilo, esa es la idea, continuando con el ejercicio ponga en el centro del vacío una plataforma de una fina madera iluminada con una luz ambiental de la cual usted desconoce la fuente, solo puede ver la superficie de madera fina con un brillo como pocas veces ha visto. En el centro de la plataforma, sitúe un banco metálico esperando por un ocupante, justo cuando usted se pregunta quien ocupará dicho lugar unos pasos combinados con el sonido de lo que parece ser un bastón se logran percibir a lo lejos, y es eminente que se acercan. El señor Rich también será producto de su imaginación, imagine a un hombre de cabello y barba canosos, elegante y usando un bastón cuyo mango es la cabeza de un león bañado en oro, póngale una voz exquisita y dispóngase a escuchar, que la historia de hoy será contada por él.
Cuenta una fábula que un día el cólera entró a una ciudad y le dijo a su amigo que iba matar 50,000 personas. Luego de hacer su trabajo salió de la ciudad y los periódicos informaban que habían muerto 100,000. El amigo del cólera le preguntó:
-¿No dijiste que ibas a matar 50,000 personas? ¿porque mataste 100,000?
A lo que el cólera contestó:
-Efectivamente yo maté 50,000, los otras 50,000 murieron de miedo.
Y es así como el temor y el miedo están destruyendo la salud física, mental y espiritual de la gente.
Hablamos de realidad, mis amigos, por el conjunto de hechos y eventos sean buenos o malos que experimentamos a lo largo de nuestras vidas, creemos ciegamente en que llevamos o al menos intentamos llevar un ritmo de vida apegado a la moral y las buenas costumbres, satanizando a todo aquello que parezca caer fuera de lo creíble sin tomar en cuenta siquiera premisa alguna. Probablemente esto sea un error garrafal por parte de muchas personas.
José era solo un pez más en el mar de burócratas de aquel edificio, llevaba poco más de 2 décadas laborando en el mismo lugar, en el mismo escritorio de metal ya amarillo por el paso de los años. Desde sus comienzos había visto pasar por su escritorio un par de máquinas de escribir Olivetti, y desde hace un par de años había sustituido la última por una Compaq presario en color negro y gabinete de media torre. Había cambiado el que a su gusto era un exquisito sonido provocado por las teclas por algo más artificial, moderno e insípido.
La metodología del trabajo de José había cambiado un poco, de generar reportes con datos mecanografiados, preparación de sobres postales y su posterior envío, ahora solo tenía que capturar algunos datos en ese estúpido teclado silencioso, abrir su correo electrónico, adjuntar un documento y presionar el botón de enviar, hacía eso quizás poco más de 100 veces durante el día, y sentía que su vida se iba poco a poco en cada uno de esos correos electrónicos.
Probablemente era el único que presentaba molestias ante el nuevo esquema de trabajo, todos los demás estaban felices por la incorporación del dispositivo que iba robando periódicamente el calificativo de caja idiota a la televisión, más aún cuando tenían acceso a internet lo que representaba una fuente de entretenimiento casi infinita.
El gusto duró poco porque los directivos mandaron poner filtros para bloquear las distracciones en la carretera de la información, medida tomada a partir de una sugerencia de José, pero con un par de chavales diestros en eso de las computadoras el problema quedó resuelto.
Pronto la mayoría de los empleados disfrutaban de la bondad de un ancho de banda lento pero suficiente como para actualizar sus perfiles en las distintas redes sociales a las que pertenecían.
De repente se dejaba ver un tumulto de personas alrededor de un escritorio, leyendo una presentación en powerpoint y riéndose hacia adentro para no llamar tanto la atención, José se acerco lentamente para ver el motivo del tumulto y al darse cuenta grito lo siguiente.
-Los jefes cometieron un error en meter estas estúpidas máquinas, ahora ustedes se distraen mucho y el trabajo no sale a tiempo ¡Dejen de perder el tiempo en esas pendejadas y pónganse a trabajar!
Todos se quedaron desconcertados ante semejante muestra de ira, cabizbajos regresaron a sus lugares y se pusieron a trabajar, no sin antes checar sigilosamente sus perfiles en busca de nuevos comentarios.
Todos entendían que José se había vuelto un viejo amargado desde que las computadoras entraron a la oficina, alguna vez argumentó que se sentía inseguro de tener información en su computadora por aquello de que es posible que alguna persona pudiera ingresar a ella y obtenerla fácilmente pero el pináculo del problema ocurrió cuando los medios mismos ventilaban la teoría de que secuestradores seleccionaban a sus víctimas tras ver sus perfiles en comunidades virtuales.
Al otro día se podía ver a José por entre los escritorios dejando propaganda que el mismo había hecho para incitar a dejar de usar las famosas redes sociales.
Un día cuando José se fue a comer sus compañeros de trabajo quisieron gastarle una broma, abrieron una cuenta de myspace con su nombre y lo llenaron con datos ficticios, fotomontajes cachondos y agregaron a tantos contactos como pudieron, ninguno de ellos imagino la terrible consecuencia que esto tendría.
Cuando José llego y vio lo que su navegador le mostraba musitó algo inentendible y agachó la cabeza, después de eso apagó su computadora de botonazo, se puso de pie y se marchó sin decir nada. Nada de nada.
Al principio todo eran risas y chistes, decían que quizás había ido a comprar una computadora para su casa y estar siempre conectado a myspace haciendo ciber novias a diestra y siniestra, sin embargo todo cambió después de que el jefe de departamento preguntó si alguien sabía algo de José.
-En más de 20 años había faltado solo una vez por medio día, para asistir al entierro de su esposa, esto es por demás extraño.
Alguien que en teoría tenía al menos cierta relación laboral con él fue a buscarlo a su casa por orden del jefe de departamento, pero este no obtuvo respuesta alguna a los llamados a su puerta. Preguntó a los vecinos y estos dijeron que no sabían nada, pero que hace algunos días habían escuchado algunos gritos.
El jefe de departamento dio parte a la policía de esto y de inmediato enviaron a una patrulla con instrucciones para irrumpir en la propiedad de José y buscar alguna pista que facilitara el paradero del mismo.
Cuando los policías entraron a la casa de José un horrible hedor les golpeo la cara, poco faltaba para que fuera visible, con mano cubriendo nariz y boca y con una linterna en la otra se adentraron en la casa, las paredes tenían leyendas con lo que parecía ser sangre.
Lárguense de aquí
Dejen de seguirme
¿Porque yo?
Callen ese maldito ruido
Ya están aquí
Llegaron a lo que parecía ser la habitación de José donde el olor era aún más insoportable, su ventana estaba cubierta con cartones, muchos cartones y su cama estaba llena de ropa.
Los oficiales, por instinto se dirigieron al closet, ahí hicieron el macabro hallazgo.
-¡Su puta madre!
Exclamaron mientras veían el cuerpo de José en posición fetal con una expresión de miedo en el rostro y el cuerpo lleno de cortadas.
Suicidio, decía el reporte policiaco, pero en los alrededores las malas lenguas decían que había muerto de miedo. De pinchi miedo.
6 comentarios:
No ma-mar.
Omitiendo los acentos, me cae de a madres que es de lo mejor que has escrito.
Eso, y que me quieres (:
No será para tanto, patrona.
Perfecto, me gustó, lo fuí imaginando tal como lo iba leyendo,
pero una pregunta asalta mi mente:
y quién fregados es Esteban?
que no era José?
o me perdí en algo?.
Saludos.
José Esteban, Malquerida, Jose Esteban.
No, no me traicionó el subconciente de esa forma, el primer cuento que hice al respecto tenía como personaje principal a un tal Esteban.
Hola, Malquerida. :)
Ah! mira, eso no me lo sabía...
Hola Rich :)
Pero quien lo mató? digo, quien le infundio el miedo?, digo, pa estar alerta no?
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